sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Tiene todo el mundo las mismas oportunidades?

La profesora de Tecnología del IES Comuneros de Castilla, Jimena Díez, me propuso realizar una dinámica que le parecía interesante y no solo acepté sino que la utilicé también en el IES Camino de Santiago. No hemos logrado encontrar la fuente de donde la hemos tomado, así que siento no poder enlazarla.

Se trata de una actividad para concienciar al alumnado de las desigualdades que existen por el mero hecho de nacer en una u otra parte del mundo, además, de trabajar los Derechos del Niño y como digo, se ha llevado a cabo en los dos centros, con alumnado de 1º de ESO.

En primer lugar hicimos una lluvia de ideas reflexionando sobre los derechos que una persona debe tener por el simple hecho de nacer. Vivir en paz, tener educación, tener un nombre, pertenecer a un país, tener una familia que le quiera o poder acceder a recursos médico, fueron algunas de las ideas que los alumnos tenían claras.

Después, a cada alumno se le entregó un papelito que recogía cuál era la vida que le había tocado vivir y según su suerte, establecía también qué número de cacahuetes (recursos) le eran entregados.




Las tremendas desigualdades que existen entre unas zonas y otras nos llevaron a debatir y a plantearnos muchas cosas, pero además surgieron otros temas como la cantidad de personas que deben sobrevivir con tan solo unos pocos "cacachuetes" cuando son muy pocas las que tienen la suerte de tener muchos recursos. 

También nos dimos cuenta de que, aunque en principio, algunas vidas cuentan desde su inicio un montón de cacahuetes, según el juego, quizá no sepan cuidarlos o no son tantos los que deberían tener. ¿Un niño que tiene todo lo material pero que siempre está solo porque su familia pasa el día trabajando realmente tiene todos esos "cacahuetes" o algunos son un tanto relativos?

Tras finalizar el debate, los alumnos escribieron qué vida les había tocado vivir, cuál era su problema principal, la posible solución al mismo y si ellos, sus verdaderos "yos" podían hacer algo para solucionarlo. 

Esto les pareció demasiado complicado pues realmente, en muchos casos parecía difícil ayudar, pero al menos, lo intentaron: Daniel, al que le tocó en suerte ser un huérfano de Guinea piensa que la solución es que haya más adopciones en el mundo; Alexandra, que fue por un momento una niña canadiense cuyos padres trabajan en multinacional farmaceútica piensa que los medicamentos deberían venderse más baratos a los países pobres; Javier al que la suerte le deparó nacer en el Congo, cree que ningún niño debería ir a la guerra nunca; Julia, a quien la dinámica la mantuvo en España, pero con unos padres que deben viajar a Polonia porque les trasladan de trabajo, no quiere que estos antepongan eso a su felicidad; Laura, que según su papelito nació en Cuba, quiere estudiar mucho para salir de su país porque allí hay mucha pobreza; J. Marcos cree que simplemente hay que repartir las cosas entre todos para estar todos igual de bien y de mal y Ángela, que en los países en guerra tienen que escuchar más y conversar, para no entrar en enfrentamientos. 



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